En
mi crónica anterior escribí que Joseph Ratzinger seguía
determinando la elección del Papa. No pensé que determinaría
asumir él mismo el Pontificado. Quien tenía el mayor poder
entre los 115 cardenales fue electo. La sospecha del uso de ese Poder
para influir en la designación es a lo menos atribuible. Sería
una elección viciada, como criticaron algunos teólogos.
Yo creo que ese ha sido un factor, pero pienso que su designación
obedece más a una realidad: el conservadurismo en la iglesia vive
tiempos de gloria, como ya dije.
La elección no dejó conforme a todo el mundo cristiano.
La televisión mostró sólo a los contentos con un
nuevo Papa.
En Inglaterra se publicaron fotos del joven Ratzinger vistiendo el uniforme
de las juventudes hitleristas. La foto recorre el mundo.
El superpoder del Vaticano; con esta decisión, expresa una falta
de aprecio generalizado a la opinión pública y a los propios
cristianos. Los cardenales tenían otras 114 opciones. Pero votaron
blanco, votaron eurocentrismo y votaron por el ex-Santo Oficio.
¿Debemos ahora
aceptar que todos los jovenes fueron obligados durante el nacismo a vestir
el unforme y formar parte de las organizaciones nazis? Bajo los nazis
o dictaduras militares esa compulsión es efectiva.
Con Pinochet en el poder se obligaba a los chilenos a poner la bandera
los 11 de septiembre para conmemorarar la destrucción de la democracia,
el genocidio y la muerte del Presidente Allende.
En las escuelas y establecimientos de enseñanza media, los lunes,
los niños y jóvenes debían cantar el himno nacional
con la famosa estrofa de „Vuestros nombres valientes soldados...“
Entretanto esos cobardes soldados torturaban, asesinaban y hacían
desaparecer compatriotas. El Supremo Pinochet dirigia el genocidio mientras
robaba a manos llenas los fondos reservados, o sea los recursos de todos
los chilenos.
Pero no todos pusieron la bandera ni todos cantaron la última estrofa
del himno nacional. Esa gente que resistió y mantuvo la dignidad
nacional constituye el símbolo que hoy se rescata, no el de los
que cedieron a la compulsión. Ese criterio ético es lo que
está ausente en la elección de Ratzinger como Benedicto
XVI.
En Londres, The Observer, publicó un documento emitido por el cardenal
Ratzinger, en el 2001, dirigido a todos los obispados, donde instruye
de mantener en secreto las investigaciones sobre las acusaciones de pedofilia
atribuidas a numerosos militantes religiosos y hasta obispos. La acusación
de obstrucción a la justicia viene.
Otras decisiones de Joseph Ratzinger son conocidas: el castigo a los teólogos
por pensar diferente a los dogmas, la condena a los libros de la teologia
de la liberación y a los portadores de esa opción por los
pobres, la posicion sectaria que expresa que sólo la iglesia católica
es la iglesia de Cristo, etc.
Creo que la elección de Joseph Ratzinger como Papa representa no
sólo la mantención de dogmas sino la imposición de
una ideología en la iglesia que una parte importante de los cristianos
estiman inaceptables.
Es, por tanto, un paso más en la crisis que sacude a las instituciones
religiosas. Si Ratzinger como Papa sigue siendo Ratzinger la crisis se
profundizará. Y es lo más probable, porque los cardenales
lo han elegido justamente por lo que representa.
Me parece que esa
„guerra interna“ que mantienen conservadores y liberales,
dentro de la modernidad, no nos pertenece por entero. Somos actores „periféricos“,
„secundarios“. Siempre hemos sido objetos de esa colonialidad,
o reproductores de la subyugación. Nuestras corruptas clases dominantes
han mantenido esa „tarea“. Analfabetos ilustrados.
El Vaticano advierte que la razón, la secularización y la
diferenciación (modernidad) sacuden los cimientos de su poder:
se entroniza el desprestigio de la religión y de la iglesia, el
celibato se desliza hacia la pedofilia, se ven a seminadores y seminaristas
gozosos de orgías en San Pölten, son atacados los dogmas desde
dentro y desde fuera... y suma y sigue.
Quizás algun cardenal haya votado ingenuamente pensando que Ratzinger
pondrá fin a este caos dentro de la iglesia. Seguro que la mayoría
repara en que la Institucion misma es al mismo tiempo propulsora del caos
y la desintegración. La dialéctica la ahoga.
Quizás otros sugirieron un Rambo o Terminator salvador. Pero el
Terminator, como personaje de ficción, confundido por la realidad
ahora quiere cerrar por completo la frontera con México. Después
explica que fue un error, que necesita hacer cursos de inglés.
Habráse visto: un inmigrante le quiere cerrar la puerta a los demás
inmigrantes.
Sucede que el capitalismo salvaje arrasa con todo, como caja de pandora
sus criaturas no respetan ni siquiera a sus progenitores. Hace tiempo
ya que la política no la hacen los políticos: la dictan
los consorcios de la guerra, de la industria framaceútica, de la
droga...
Es, sobretodo, una guerra ideológica. Por eso el Vaticano ha elegido
a un ideólogo. Una persona defensora a ultranza de los dogmas (
alimento de la mantención milenaria) y un ideologo del catolicismo
excluyente.
El Opus Die ovacionó su elección, el Presidente Bush le
prodigó una gran alabanza.
Es que el mundo de los ricos vive una regresión: renuevan una guerra
que se creía terminada. La captura del petroleo en Irak se disfraza
de mision por la libertad y la democracia. Los musulmanes sufren el estereotipo
del terrorismo. El „mundo civilizado“ los castiga. Se matan
dos o tres pájaros de un tiro: económico, político,
religioso. Entretando el planeta sigue rodando, cuesta abajo, naturalmente.
Obviamente el Vaticano no representa una solución a los problemas
terrenales, acaso en el cielo. Lo sabrá Dios.
Naturalmente los cristianos lúcidos ven este cuadro apocalíptico.
Muchos comprenden que los problemas reales son el hambre de millones de
seres humanos, las guerras de pillaje y opresión, de destrucción
y muerte, que castigan sobretodo a civiles, incluidas a mujeres y niños,
y la desintegración acelerada de nuestro nicho llamado Tierra.
También en
la elección de Joseph Ratzinger se advierte la colonialidad del
poder y del saber: nuevamente un Papa europeo. Se habló de que
América Latina tenía la mayor cantidad de cristianos. No
señores, a ellos, en este caso a un amigo de Pinochet, se les puede
permitir un numerito: decir „Habemus Papam“. Y, por favor,
no se piense que elegir un latinoamericano o africano sería mejor.
A veces, son más papistas que el Papa, dice un proverbio.
En fin, los cardenales han votado para que Ratzinger siga siendo Ratzinger
como Papa. Lo que Ratzinger piensa de Benedicto XVI es su secreto. Ya
veremos. En todo caso ¡Dios nos pille confesados!
Miguel
Gómez S
26 abril 05
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